Por: Angela Maria Robledo
En estos días, y a propósito del encuentro de la dirigencia nacional del Partido Verde que tuvo lugar durante los días 13 al 15 del presente mes, han circulado distintas versiones periodísticas que buscan reflejar lo allí sucedido, al igual que una serie de comunicaciones cursadas entre los copresidentes del Partido y Sergio Fajardo, líder del Movimiento Compromiso Ciudadano por Colombia. Aunque escritos desde diferentes perspectivas y con propósitos igualmente distintos, los textos que han circulado parecieran coincidir en la idea que el proceso de construcción del Partido, de organización con miras a las elecciones locales que tendrán lugar el año entrante, y a los retos que deberá enfrentar un Partido con vocación de poder y que, como lo señaló Antanas Mockus al cierre de la jornada electoral del pasado 20 de Junio, aspira "a todo", es un proceso que avanza de manera lenta y con muchas dificultades. En palabras de Sergio Fajardo, estaríamos "biches".
Esta nota, dirigida no solo a la dirigencia del Partido sino a los millones de colombianos y colombianas que hicieron parte de esa maravillosa experiencia de movilización ciudadana que constituye la "ola verde", busca aportar algunos elementos de reflexión que contribuyan a ir despejando los interrogantes para ir encontrando el camino que permita consolidar un Partido moderno, ajeno a las viejas y desgastadas prácticas de los partidos tradicionales, esos que se agruparon bajo la denominada "Unidad Nacional", esos que durante ciento sesenta años de monopolio del poder político a nivel nacional, se han mostrado incapaces de construir una sociedad verdaderamente democrática en lo político y lo social.
Como lo expresé hace unas semanas cuando tuvo lugar el encuentro de Compromiso Ciudadano en donde se discutió y aprobó la decisión de ingresar al Partido Verde, el camino no puede ser otro que la minga. Esta institución de origen pre-hispánico, y cuyo nombre se origina en el quechua minka, constituye una antigua tradición de trabajo colectivo con fines de utilidad social, en nuestro caso, la construcción de un Partido Verde que responda de manera efectiva al anhelo de millones de nuestros compatriotas de sacar al país del estado de postración en que se encuentra.
Esa minga, que en el lenguaje político contemporáneo podríamos describir como "celebración de nuestras inter-dependencias", fue el elemento que logró vencer el miedo, la apatía y la desconfianza de millones de colombianos y colombianas, jóvenes, adultos y adultos mayores, hacia la política. En primer lugar, cuando los dirigentes del entonces Partido Verde – Opción Centro, acordaron abrir un espacio para la reconfiguración de su Partido de manera tal que pudiera dar cabida al liderazgo social y político de personas con trayectorias tan distintas como Enrique Peñalosa, Lucho Garzón y Antanas Mockus. El actual Senador y copresidente, Jorge Eduardo Londoño, jugó un papel fundamental en este acto de apertura y generosidad en el cual lo acompañaron sus colegas de dirigencia.
Luego, la ciudadanía asistió maravillada a un espectáculo inédito en la política nacional, y sin antecedentes conocidos en otros sistemas políticos, en el cual tres líderes de talla nacional y con legítimas aspiraciones a convertirse en candidatos presidenciales de la naciente organización, recorrieron de norte a sur y de oriente a occidente la geografía nacional para llevar un mensaje: cualquiera de nosotros puede representar fielmente los principios y propósitos del Partido Verde. Elegido como candidato Antanas Mockus, y elegida también una bancada de Congresistas de la orgullosamente hago parte, se fue levantando esa fuerza social hecha de voluntades que se iban sumando a una campaña como no se había visto en Colombia: hombres y mujeres y, en particular, jóvenes, contribuyendo con su inteligencia y su voluntad a través de tareas que iban desde la elaboración de propuestas para la construcción del programa hasta la elaboración de afiches, camisetas, canciones y la organización de nuevas formas de expresión política como lo son las redes sociales o las puestas en escena en los centros comerciales, en las plazas y calles de nuestras ciudades.
La llegada de Sergio Fajardo como candidato Vicepresidencial trajo consigo el aporte valioso de organización en lo local que el movimiento que él lidera había construido a lo largo de los meses de campaña a todo lo ancho de nuestra hermosa Colombia, y aportó también un equipo maravilloso de personas que se integraron a todos los niveles de la campaña con aquellos que venían de sus otras vertientes. Los muy serios documentos de diagnóstico de la realidad nacional en sus distintos aspectos y de formulación de políticas viables para enfrentarlos se convirtieron en importantes insumos para la construcción del Programa del Partido, expuesto durante la pasada campaña, y que habrá que actualizar y adecuar a los nuevos escenarios políticos, sin perder claro está la esencia en donde radica su fuerza: la legitimidad de los medios que garantiza la legitimidad de los fines.
Una vez elegido el nuevo gobierno, el Partido se ha fijado un derrotero que constituye guía de nuestra acción: la independencia deliberativa, aquella que sin entrar a hacer parte de una coalición mayoritaria que incorpora cerca del 80% de los y las congresistas, no tiene como propósito obstruir las iniciativas del gobierno, sino que está dispuesta a reconocer y acompañar aquellas que considere convenientes para el país, criticando con claridad aquellas que no lo sean, y planteando frente a éstas alternativas realistas que permitan encontrar solución a nuestros múltiples problemas en lo económico, en lo social, en lo político y, de manera muy fuerte, en lo cultural.
Estoy convencida, como lo estamos muchos y muchas, que buena parte del clima de distensión que registra el país en campos como el de las relaciones internacionales o de respeto por la independencia colaborativa entre los poderes públicos, obedece al hecho cada vez más claro de que el gobierno actual incorporó a su discurso, y esperemos que también a su práctica, buena parte de los postulados que el Partido Verde defendió en las pasadas elecciones. La bancada del Partido Verde en el Congreso trabaja también en minga: estudiando conjuntamente los proyectos de ley en curso; aprovechando en común los conocimientos, la experiencia y las destrezas de sus miembros y de los equipos que los acompañan en sus unidades técnicas legislativas; discutiendo con amplitud las posturas a adoptar en relación con los procesos de control político que tienen lugar en el seno del Congreso.
Y también están trabajando en minga los miles de hombres y mujeres, simpatizantes, militantes o amigos de nuestro Partido Verde que se reúnen periódicamente para debatir asuntos de interés público en su localidad o municipio, y esos que están esperando de nosotros, la dirigencia del Partido, que no seamos inferiores a la capacidad de soñar y de hacer que ha caracterizado esta nueva manera de hacer política, capaz de contribuir eficazmente en la construcción de una nueva Colombia en la que todos y todas encontremos la oportunidad de crecer y ser mejores.
Somos un Partido deliberativo, aquí no caben las disciplinas del bolígrafo o de los "jefes naturales" que imperan en otras organizaciones. Argumentos van y vienen, como los que hemos leído en días recientes y los que seguiremos escuchando, y expresando, para bien de nuestra democracia. Sin duda hay y habrá grandes dificultades, grandes obstáculos que vencer a lo largo del camino. Pero tenemos la fuerza para vencerlos y para crecer colectivamente a través del proceso. La actitud abierta, desprevenida, generosa y responsable de los simpatizantes, militantes y líderes hará posible esa alquimia en la que muchas experiencias, expectativas y voces se conjugan para seguir construyendo un camino de esperanza en donde el Partido Verde lidera y canaliza las energías de una ciudadanía en acción. Que no quepa la menor duda: estamos madurando, la minga es el camino.
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